Dr. Juan José Espinoza Guillen
Era Enero 4 del año 2020, una noche muy larga, donde esperaba llegar a dormir a casa, pero como de costumbre, revisaba un poco mis redes sociales, y a ser verdad, una noticia daba vuelta en todos los rincones de la internet, desde personas con paranoia, hasta profesionales y gente letrada tratando de dar respuesta, pero todas estas, eran una minoría respecto a toda la población que hoy en día ha sido afectada.
Y si, hablo de la pandemia por COVID-19, surgida en Wuhan, China. Como de «película apocalíptica», solo que en nuestra realidad sin cámaras ni reflectores, espera un momento, si, sí ha habido cámaras a partir de la aparición del SARs-CoV-2, puesto que este coronavirus vino a paralizar casi todo el mundo.
¿Por qué quise hacerte esta narrativa?
Cada tiempo que el ser humano ha vivido a lo largo de la historia ha tenido de qué hablar, y hoy las consecuencias de la COVID-19 han pasado a formar parte de nuestra cotidianidad; la enfermedad en sí misma, sus secuelas, sus variantes, su tratamiento, su pronóstico, su diagnóstico, su sintomatología, pero sobre todo, hay algo que a todos nos interesa, y me refiero a su prevención.
¿Qué es la prevención?
Imagínate que los instructivos, trajeran un <>, en donde te esclarecieran dudas que aún no sabes que tendrás, o que la receta de cocina que tanto te has prometido hacer, te advirtiera de qué manera ese platillo puede quedarte de la mejor manera, de esta manera podemos comprender que la prevención es la antesala para gozar de una plena salud.
Para ti, querido lector cristiano, la ética de la vida y la ética del cuidado no deben ser términos y conceptos peleados con tu naturaleza, al contrario, debe existir en tus convicciones, el amor a la vida, y el cuidado en absoluto de esta misma.
¿Estás listo para comenzar a luchar por la vida? Veamos…
Para cuidar la vida, debemos iniciar cuidando lo propio, y una gran aliada para esto es la virtud de la prudencia, sabiendo esperar, puesto que la espera viene de Dios y toda desesperación y ansiedad proviene del mal, ante ello, es importante que sepamos cuidar nuestra vida, acudiendo al médico cada que se necesite, sin temores y sin arrebatos.
¿Sabías que el mayor fracaso al tratar a un paciente con alguna enfermedad es el incumplimiento del tratamiento que se le proporciona?
Adherirte a tu tratamiento es signo del reconocimiento de la dignidad humana que posees, y el bien común que todos buscamos, la resolución del problema. Si sanar quieres, tienes que entender que lo que se te indica, es siempre buscando tu bien. En Medicina, los médicos actuamos bajo principios, como el de la beneficencia, es decir siempre buscaremos tu bien y el de la no maleficencia, donde evitaremos a toda costa cualquier daño posible a tu persona.
Hoy en día este punto da mucho de qué hablar, y en un futuro próximo abordaremos el tema de la vacunación contra COVID-19 y todos sus paradigmas.
La prevención en materia de salud, puede ahorrarnos muchas cosas, desde dinero, hasta esfuerzos e incluso la propia vida de muchos pacientes que mueren día con día por no haber vivido una educación en salud, te invito a prevenir cuantas enfermedades hoy en día están acabando con la vida de muchas personas, desde enfermedades infecciosas como la misma COVID-19, hasta enfermedades crónico-degenerativas como la diabetes y la hipertensión arterial. Prevenir es entender el significado de medidas tan sencillas.
Nuestro deber, no solo del médico sino de todo el personal de salud que puede brindarte ayuda y apoyo es siempre cuidar tu salud, reestablecerla o aproximarnos lo más que podamos a esto, pero siempre, eres tú el protagonista, sin tu cooperación al momento de la consulta, en una exploración física, en un interrogatorio o en estudios varios, será más complicado poder brindarte un servicio de calidad.
Después deja actuar al médico, porque el Señor lo creó; que no se aparte de ti, porque lo necesitas. Eclesiástico 38, 12.
Con esos remedios el médico cura y quita el dolor, y el farmacéutico prepara sus ungüentos. Así las obras del Señor no tienen fin, y de Él viene la salud a la superficie de la tierra. Eclesiástico 38, 7-8.
He tenido la oportunidad como Cristiano-Católico de asistir a Encuentros, Retiros, y Oraciones donde he visto con mis propios ojos las maravillas de Dios y sí, me refiero a sanciones físicas y milagrosas, Dios no nos priva de ser bendecidos con esta gracia, pero no todo está en las manos de Dios, tú decisión, tus acciones y compromisos son parte fundamental para que grandes milagros comiencen a ocurrir en tu vida. En el momento que atravieses un proceso de enfermedad, acude al médico, en su corazón y sus manos, está Dios.
Desde mi postura como profesional de la salud, y también como creyente, hoy te hago el llamado para vivir una ética del cuidado, desde una ética de la vida, es decir buscar el bien común como dice papa Francisco.
Eres la Iglesia cuando amas, cuando cuidas de ti mismo, cuando cuidas del otro, y claro, cuando previenes.