Pamela Rosales
No siempre fue así, no cuando empecé a notar la violencia en la que vivimos día a día, el acoso en las calles, pobreza, falta de educación, estoy convencida de que ninguna persona merece vivir esto, por eso apoyaba el aborto.
Hasta que me quité la venda de los ojos y me di cuenta de que el aborto es una mentira muy bien contada, que no «empodera» a la mujer, busca que se sienta débil para así destruirla, y en ese camino también es un simple negocio.
Luego comencé a ver mucho más allá, y entendí que toda vida importa, y ninguna vida humana vale más o menos que la mía, supe que los no nacidos no tienen el privilegio de tener voz, desde entonces, yo soy su voz.
Pude darme cuenta que a pesar de que en la iglesia siempre me dicen que el aborto está mal, no se trata de religión, se trata de biología, moral, psicología, medicina, de lo social, de ser humano.
Intento involucrarme en esto porque es deber de todos ver por el bienestar de la sociedad. He vivido e investigado tanto sobre esto, que puedo desmentir argumentos pro-muerte, no con la intención de pelear ni juzgar, sino para que el mundo abra los ojos y vea por los más vulnerables, que entienda que el aborto destruye, que legal o ilegal siempre muere una vida y muchas veces dos.
Me ha tocado que se acerquen mujeres que han abortado y están arrepentidas, sienten que las destruyeron y tienen el corazón roto, escucho sus historias y luego las acompaño con algunas instituciones que las han ayudado a salir adelante. Con esto me he dado cuenta de que si ellas se acercan es porque están seguras de que no se sentirán juzgadas, sino acogidas y encontrarán esperanza y ayuda.
Mi lucha, lo está valiendo todo. Entendí que los problemas estructurales, como la pobreza, violaciones, violencia, paternidad irresponsable, falta de educación, y demás, no se solucionan con el aborto, al contrario, los encubre.
Como mujer, merezco algo mejor que el aborto, necesitamos apoyo y soluciones reales. Es importante decir que ser Provida no es solo estar en contra del aborto, es luchar por los más vulnerables, ayudar al enfermo, dar al que no tiene, es tomar responsabilidades que la sociedad decide no tomar, es involucrarte en pro de la sociedad, de los violentados y de los que nadie quiere ayudar, es entender que respetar los derechos humanos no es una opción, es un deber.
No ha sido un camino fácil, porque al mundo le incomoda escuchar la verdad, y tratan de ofenderte, y de hacerte sentir mal, te llaman «anti-derechos» cuando no han entendido que hacemos es exigir que se respeten todos los derechos humanos, empezando por el de la vida. México es Provida, no tengo dudas y tengo más de 500,000 pruebas.
Dios me ha llamado a defender la verdad y la vida, en todas sus etapas, y sé que María siempre me acompaña, por eso aunque me tiemble la voz, digo la verdad… y la verdad, es que la vida siempre vence.
“Ama la verdad; muéstrate tal cual eres, sin fingimiento, sin miedos, sin miramientos. Y si la verdad te cuesta persecución, acéptala; y si tormento, sopórtalo. Y si por la verdad tuvieras que sacrificarte a ti mismo y a tu vida, sé fuerte en el sacrificio”.
– San Giuseppe Moscati