Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Viernes Santo, Pasión y Muerte de Jesús en la Cruz

Viernes Santo, Pasión y Muerte de Jesús en la Cruz

Hoy la Iglesia se agrega en espíritu de duelo y penitencia para conmemorar la Pasión y Muerte de Jesús

La liturgia, en su plena riqueza, nos muestra momentos intensos en los que podremos reflexionar  el misterio del sacrificio de Jesús. Todo el mundo se reza la Vía Crucis, se escucha la predicación de las Siete Palabras que Jesús mencionó en la cruz y se realizan procesiones en silencio con la imagen de Cristo sufriente y de María Dolorosa.

Hoy en especial no se celebra la Santa Eucaristía ni ningún otro sacramento, a excepción del Sacramento de la Reconciliación y la Unción de los Enfermos (en caso de necesidad).

Día especial para exponer nuestro corazón a la Pasión de Jesús

Por la tarde se conmemora los momentos de la Pasión y Muerte Jesús a través de la Liturgia de la Palabra, la Adoración de la Cruz y la Comunión Eucarística, consagrada un día antes (Jueves Santo). Se invita a los fieles, además, de acompañar a la Virgen María, que estuvo a los pies de la Cruz, que dediquen una oración después de la Adoración de la Cruz. Por la noche se medita el periplo de Jesucristo hacia el Calvario a través de la Vía Crucis (el Camino de la Cruz).

Con estos actos de piedad se muestra en evidencia que la Iglesia, como madre buena, provee de los medios necesarios para acercarnos a Dios y conocer a detalle el misterio de su amor sacrificado, que es para siempre. Nunca olvidemos que Jesús no se guardó nada para sí, que dio todo por nuestra salvación. Nosotros, debemos responder guardando silencio -externo e interno- o fomentando el espíritu reflexivo. Debemos unirnos al duelo por la muerte de Jesús.

Jesús, reparador del puente roto por el pecado.

El Viernes Santo recordamos lo que dice el evangelio de San Juan “¡Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Unico, para que quién cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.” Jn. 3, 16.

Es decir, recordamos un amor extremo, un amor divino, un amor capaz de pagar el rescate más caro la vida del Hijo para salvarnos. Esto tiene implicancias para nuestra vida diaria: Por Cristo, las puertas que se habían cerrado por el pecado han sido abiertas de nuevo para nunca jamás cerrarse.
Es de suma importancia, reflexionar el hecho de que Jesús se entregó en la Cruz por cada uno, de manera personal, por mí, por tí y no de una forma “masiva”.

Hay la necesidad de comprender que la Cruz es un signo de la victoria sobre la muerte.
Al morir Jesús en la cruz; muere el pecado, se trata de la victoria más grande de la vida sobre la muerte en todo el mundo.


Fuente: Hechos Dos

Relacionado